miércoles, 27 de marzo de 2024

Se cumplen 67 años de esta esclarecedora carta de Juan Perón a John William Cooke.

 



Carta a John W. Cooke 27 de marzo de 1957


Escrito por Juan Domingo Perón. 


Caracas, 27 de marzo de 1957


Señor Dr. D. John W. Cooke, Santiago.


Mi querido amigo:


Me imagino que estará en sus manos mi anterior remitida allí con el Capitán Barrara, a la que le adjuntara una carta que pocos días antes había dirigido al compañero Leloir en contestación a una suya que me había dirigido desde la cárcel de Buenos Aires por intermedio de otras personas. 


Desde hace tiempo tengo en mi poder un informe que me fuera remitido por el compañero Lagomarsino que desde la prisión ha seguido al parecer dirigiendo el Comando Peronista de la Capital. Tengo también el informe completo sobre el estado de la organización del Gran Buenos Aires y del interior pasado por G. 1. que hiciera recientemente un viaje de inspección y de organización. De la misma manera poseo informaciones de distinto origen referidas a nuestra situación y a la situación política general que se está viviendo en nuestra Patria.


Todo ello me ha inducido a hacer el adjunto mensaje para todos los peronistas, que trata de sintetizar la situación y aconsejar una conducta que debe seguirse en todo este período de alcahuetismo político que se está viviendo, en el que cada uno de los vivos que se sienten "vivos", luchan por sacar ventajas a base de falsedades y porquerías.


Sé bien que, tanto Frondizi, como Bengoa, Amadeo y compañía hasta dicen que están de acuerdo conmigo con tal de reunir un poco de gente; otros dicen que en su hora no tendrán inconvenientes en entrevistarse conmigo para obtener mi consentimiento en su favor. Esa es una táctica común en todos ellos y por lo tanto general hoy en los políticos que trabajan a la masa para las elecciones. Sin embargo, debemos considerar más peligrosos a los peronistas traidores que a los enemigos actuales. Es peor para nosotros un Saadi, Bramuglia, Austcher, Mercante, Castro, etc. que los que capitanean neo formaciones políticas radicales o clericales nacionalistas, etc. Y más peligrosos son los que aún se sienten dirigentes sin serlo y tratan por todos los medios de salvar la ropa aunque ya han perdido la vida. Me refiero a los dirigentes peronistas que en la cárcel se han reducido a observar buena conducta con la oculta intención de copar un día lo que han perdido definitivamente, sin embargo a algunos pueden engrupirlos.


En los diarios de la fecha, Frondizi —el enano más grande del mundo— se queja porque yo, copiándolo a usted, le he llamado así en un reporta de la Revista Elite de Caracas. Dice que yo sólo por infamia, puedo afirmar que él haya buscado contactos conmigo, pero yo no le voy a contestar, para no perder pólvora en chimangos, pues se ha entrevistado con muchos peronistas desde la revolución de los gorilas hasta nuestros días, además los mandó a Perina y a Insausti a Panamá y mandó también un mensaje con el mayor Vicente que lo recibió de manos de los mismos. Por otra parte usted sabe que Frondizi buscó siempre un acercamiento y hasta lo tuvo con usted si mal no recuerdo. Yo no lo quise ofender, al contrario traté de decir la verdad, en cambio él se ha descubierto solo.


Espero que tan pronto lleguen a Santiago me escriban para saber a qué atenerme. No olviden de hacerme saber quienes vendrán para tomar las medidas necesarias para la visa. De esto no deben hablar con nadie, limitándose a comunicarme por cable (con la dirección y nombre que allí le darán los muchachos) los nombres de los que debo gestionar la visa.


Les ruego que me hagan el favor de saludar a los muchachos compañeros, a quienes también les escribí a la mano con el compañero Barrena, quien llevó copia del mensaje a los compañeros peronistas que le adjunto y del que deben hacer allí la mayor impresión posible y pasarlo para nuestro país.


Un gran abrazo.


Pecinco


lunes, 3 de abril de 2023

A 202 años de la batalla del Rincón de Marlopa

 



La batalla del Rincón de Marlopa (3 de abril de 1821) fue un enfrentamiento bélico librado en el contexto de la Anarquía del Año XX, al comienzo de las guerras civiles argentinas.

Antecedentes

El 31 de marzo de 1820 el coronel mayor Juan Felipe Ibarra es nombrado gobernador de la provincia de Santiago del Estero, provocando la secesión oficial de ese territorio de la jurisdicción de San Miguel de Tucumán el 17 de abril. El 22 de mayo se proclamaba la República del Tucumán que incluía la provincia de Catamarca. Una temprana conspiración para derribar a Ibarra por parte del capitán de milicias Celedonio Alderete, el comandante López y Juan Nepomuceno Paz fue descubierta y denunciada el 16 de enero de 1821 por Juan Ermenegildo Vargas y fue finiquitada. El gobernador tucumano, Bernabé Aráoz, respondió invadiendo Santiago pero fue vencido en Los Palmares el 5 de febrero.


En respuesta, el caudillo y gobernador de la vecina provincia de Salta, Martín Miguel de Güemes, ordenó al teniente coronel Saturnino Saravia atacar San Fernando del Valle de Catamarca. La ofensiva resultó exitosa y Saravia depuso al gobernador Juan José de Lamadrid (cuñado de Bernabé y primo de Gregorio Aráoz de Lamadrid), llevando a la secesión de Catamarca de Tucumán.


Finalmente, para acabar con Bernabé Aráoz, Ibarra decidió invadir Tucumán y para eso contaba con el apoyo de Güemes, quien mantenía excelentes relaciones con él y odiaba a Aráoz porque lo acusaba de nunca darle apoyo durante la Guerra Gaucha, algo falso, y una división del Ejército del Norte al mando del coronel tucumano Alejandro Heredia, la que volvía al norte para combatir a los realistas. 


El caudillo salteño reunió 2.000 hombres de la capital provincial, Rosario de la Frontera y San Carlos en febrero; las milicias de Jujuy no participaron por la amenaza de los realistas del Alto Perú. El cabildo salteño se había negado a ayudar a la expedición hasta no agotar las vías diplomáticas, pero ante las insistencias del gobernador debió ceder. Sus tropas de línea estaban acuarteladas en Rosario dirigidos por Heredia. Era la segunda mitad de ese mes, Güemes sitúa su cuartel general en Rosario y preparó 3.000 salteños para invadir Tucumán con tres columnas: la mayor, 2.000 efectivos, marcha por Trancas hacia la capital provincial tucumana, San Miguel, a las órdenes de Heredia; la segunda, 500 efectivos por Burruyacú al mando del coronel Francisco Gorriti; y la última, 300 efectivos por Santa María y Andalgalá comandados por el coronel Apolinario Saravia. Tras vencer en Los Palmares, Ibarra destacó una división de línea a orillas del río Albigasta para contener al comandante de Ancasti, coronel José Manuel Figueroa Cáceres, mientras el gobernador santiagueño distribuye 2.000 seguidores entre Río Hondo y Las Palmitas. 


El caudillo salteño contaba con 4.000  a 8.000  combatientes, aunque probablemente eran unos 5.000 milicianos  aportados por Tarija, Orán, Jujuy y Salta,  y 1.000 soldados de línea enrolados en los Infernales Gauchos de Línea, que eran la guarnición de Salta, y los Granaderos a Caballo, su guardia personal.  Con ellos controlaba todo el territorio entre Tarija y Tucumán. 


Campaña

En la Puerta de Vipos, el 2 de marzo, Heredia inició conversaciones para un armisticio a nombre de Güemes. Estas fracasaron; a ojos de Aráoz la intención del caudillo salteño era imponer un gobierno títere encabezado por Heredia, tomar las reservas de armas de Tucumán y forzar a su pueblo a pagar fuertes indemnizaciones por la campaña. El 18 de marzo se dan los primeros combates en Trancas y Acequiones, favorables a los tucumanos pero Heredia avanza a Posta de Tapia, a 30 kilómetros al norte de la capital enemiga. Fácilmente Heredia se hace con el partido de Trancas mientras el gobernador tucumano nombra jefe de sus huestes al condecorado coronel Cornelio Zelaya, quien debe rechazar el cargo por su mala salud. 


Aráoz busco forjar una alianza con el gobernador de Córdoba, Juan Bautista Bustos, pero fracasó. Después llamó a las armas a todos los hombres útiles y puso su ejército a órdenes de Abraham González, oriental y prestigioso aunque considerado ambicioso por sus compañeros de armas, y el coronel Manuel Arias, antiguo oficial de Güemes. 


Rápidamente González organizó a los tucumanos para defender su capital. El «Ejército de la República» no pasaba los 1.500 hombres, incluyendo la leva de todos los varones mayores de 14 años, pero muy bien armados con los arsenales dejados por el Ejército del Norte. De igual modo, su parque y artillería estaban bien abastecidas. Sus fuerzas de línea eran 300 infantes, 50 artilleros y 4 cañones a cargo de Arias (anteriormente los salteños habían esperado que Aráoz los enviara a Rosario para colaborar en la lucha contra los realistas). González ordenó formar un ala izquierda al mando del coronel Javier López y una derecha a cargo del sargento mayor Carlos María Garretón, compuestas por 116 jinetes cada una. En el centro había 277 infantes divididos en los cazadores europeos del teniente coronel Cornelio Olivencia, los cazadores veteranos del sargento mayor Celedonio Escalada y los cazadores milicianos del comandante Juan Pablo Lagos. La vanguardia estaba a cargo del ya mayor general coronel Arias. La artillería operaba cuatro piezas bajo el comando del sargento mayor Manuel Torrens. La retaguardia la formaban 400 milicianos del coronel Jerónimo Zelarayán. Mientras se atrincheraba en la capital Aráoz, cavando zanjas alrededor del centro y el Cabildo e instalando artillería en las principales entradas. 


Anteriormente, la provincia había movilizado 3.000  a 5.000  milicianos, principalmente de sectores humildes pero también vecinos enrolados en unidades propias. La jerarquización social de Tucumán se mantenía en estas «milicias auxiliares», siendo los oficiales miembros de la élite local. 


Durante sus operaciones en la provincia de Aráoz los salteños tuvieron permiso de saqueo de su gobernador, ganándose el rechazo de los locales, que se unen en torno a Aráoz. Durante su avance los tucumanos intentaron permanentemente negociar la paz con los invasores. El 30 de marzo Heredia combina sus fuerzas con los santiagueños para cerca San Miguel. 


Batalla

Los aliados unieron sus fuerzas en Timbo, donde acamparon por nueve días hasta reiniciar la marcha el 2 de abril hasta llegar a la estancia del Rincón de Marlopa. Para ese entonces suman más de 3.000 hombres, de los que 500 eran veteranos del desaparecido Ejército del Norte que venían desde Córdoba después del motín de Arequito. 


González avanzó con sus fuerzas el día 3 y dispuso que dos unidades de vanguardia en formación abierta o de guerrilla, de 25 dragones cada una, explorasen el terreno; estas acabaron encontrando al ejército aliado en formación de combate. La batalla comenzó a las 16:00 horas. González ordenó atacar a sus dos alas mientras preparaba al grueso de sus fuerzas para cargar rápidamente sobre la línea enemiga. Sorpresivamente, la caballería tucumana del flanco derecho fue atacada y rechazada, por lo que González decidió cargar en una formación diagonal con la infantería de la derecha al frente y protegida por un cañón. Mientras la infantería de la izquierda rompió un fuego concentrado sobre el enemigo hasta hacer colapsar su línea. Por último, la caballería tucumana se reorganizó y se lanzó sobre los aliados desorganizados. Fue entonces que 200 aliados atacaron de improviso el flanco izquierdo de González, pero este reaccionó y envió a la caballería de ese sector más su reserva y vanguardia sobre ellos, forzándolos a retirarse. Para acabar, los tucumanos lanzaron una carga general sobre las posiciones enemigas que colapsaron rápidamente. 


Los jefes aliados debieron huir a toda prisa, abandonando su parque y gran número de rezagados. Los vencedores sufrieron 5 a 6 muertos y 16 heridos. Los aliados tuvieron numerosos muertos, incluyendo 4 oficiales, y 700 prisioneros.  Entre los prisioneros estaba toda la infantería aliada (400 plazas) y gran número de jinetes de línea (300 plazas), incluyendo a 50 oficiales. En el botín del vencedor estaban 2 cañones, 300 fusiles, 100 tercerolas, 100 sables, 5 cargas de municiones, tambores, clarines y banderas. 


Consecuencias

Las causas de la victoria se deben al buen liderazgo de su comandante, mientras que los aliados posiblemente se organizaron como una montonera que atacó en masa desorganizada; no existe un parte oficial de sus comandantes, así que se desconoce exactamente sus planes y formación.35?


La victoria tucumana supuso la supervivencia temporal de Aráoz, la intervención diplomática de Bustos y la firma del Tratado de Vinará, el 5 de junio, que marcaría el fin de la «guerra interprovincial». A su vez, la derrota en su «cruzada» significó la caída de Güemes, ya que el Cabildo de Salta tenía el apoyo interno y externo (Aráoz) suficiente para sublevarse en su contra. El caudillo se había desprestigiado, a la derrota se unía el haber usado a tropas destinadas para la guerra contra los realistas en una campaña que muchos consideraban estaba motivada sólo por la ambición personal. De hecho, esto había permitido a los 2.500 realistas del general Pedro Antonio Olañeta ocupar Humahuaca y conseguir aliados locales. Milicianos salteños, jujeños, tarijeños y oranenses se movilizaron para encarar la amenaza. Olañeta envió al coronel Guillermo Marquiegui sobre San Salvador de Jujuy con 1.500 soldados, donde entró el 15 de abril. Doce días después los jujueños cayeron sorpresivamente la columna realista y le obligaron a capitular, tomando 4 jefes, 12 oficiales y 200 soldados como prisioneros con todo el bagaje, fue el Día Grande de Jujuy. 


El 24 de mayo la aristocracia del Cabildo votaba la destitución del gobernador intendente y su reemplazo por Saravia con el coronel mayor José Antonio Fernández Cornejo como nuevo comandante general de armas, de inmediato se busca una alianza con Aráoz. Güemes se negó a reconocer la decisión del Cabildo, mientras el coronel realista José María Valdez en la noche del 6 a 7 de junio entraba en Salta con 400 soldados y hería en una emboscada al caudillo. Éste escapó pero feneció diez días después. 

martes, 21 de febrero de 2023

Hace 76 años se comenzaba a construir el Gasoducto Comodoro Rivadavia – Buenos Aires

 



El 21 de febrero de 1947 se iniciaba la construcción del gasoducto Comodoro Rivadavia – Buenos Aires: 1.700 Km. de obra, sobre todo terreno y venciendo increíbles dificultades, incluso fuertes presiones extranjeras.


El gasoducto se extendía desde Lavallol, en la zona metropolitana de Buenos Aires, hasta Comodoro Rivadavia (en la provincia de Chubut) y Cañadón Seco (en la provincia de Santa Cruz).


En su ruta, el gasoducto pasaba por los municipios de Cañuelas, San Miguel del Monte, Las Flores, Azul, Laprida, Coronel Pringles, Bahía Blanca, Río Colorado, General Conesa, San Antonio Oeste, Trelew y Pampa Castillo.


Detalles del proyecto

Operador: Gas del Estado

Propietario: Gas del Estado

Capacidad: 365 millones de m3 por año (1 millón de m3 diarios)

Extensión: 1,800 km

Estado: Retirado

Año de inicio: 1947

Antecedentes

Creado bajo la presidencia de Juan Perón, el gasoducto Comodoro Rivadavia-Buenos Aires, fue el primer gran proyecto de gasoducto en Argentina y uno de los gasoductos más largos del mundo al momento de su puesta en funcionamiento. La obra de la sección original de 1704 kilómetros del gasoducto comenzó en febrero de 1947, y el proyecto fue inaugurado oficialmente en diciembre de 1949. En 1965, se prolongó el gasoducto casi unos 100 km más, desde Comodoro Rivadavia hasta Cañadón Seco, sobre la costa Atlántica de Argentina. El gasoducto, con diámetro variable de 25 cm (10") a 30 cm (12"), sirve las provincias de Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén y Buenos Aires.


El gasoducto pertenecía a, y fue operado por, la empresa estatal argentina Gas del Estado. A partir de 1970, se redujo el uso del gasoducto Comodoro Rivadavia-Buenos Aires, tras la construcción del Gasoducto San Martín, de mayor tamaño y paralelo a este.

martes, 26 de octubre de 2021

Se cumpen 71 años de esta carta de Perón al Reverendo Padre Hernán Benítez

 Carta a Padre Hernán Benítez (26 de octubre de 1950) 



Escrito por Juan Domingo Perón. 


R. P. Doctor Hernán Benítez


Mí querido amigo:


Hoy recibí su amable carta y me apresuré a contestarla con todo mi agradecimiento por su afectuosidad y atinadas reflexiones y consejos. A usted, que es un amigo leal y sincero, puedo decirle las cosas como son, sin callar –como lo hago de costumbre- para evitar decir obligadamente "la primera mentira". Todo se arregla mejor con rudas verdades que con débiles argumentos.


Me decidí a tomar estas vacaciones, quizás las primeras efectivas desde que estoy en el gobierno, por causas para mí fundamentales:


1° El estado de salud de mi señora, cuyos glóbulos rojos hace ya largo tiempo están por debajo de lo normal y sin reacción favorable.


2° Porque tampoco yo estoy muy bien aún cuando la apariencia pueda disimular. Estoy cansado, sobre todo de cansancio psíquico, y un poco asqueado.


3° Porque, además, juzgué oportuno alejarme un tiempo para que me dejen tranquilo con un sinnúmero de estupideces juegos políticos que, fuera de la política, están realizando algunos aprovechados pertenecientes a todos esos sectores que hacen política híbrida sin tener el valor de confesarlo, incluso algunos elementos católicos.


4° Porque creo que ha llegado el momento de sustraerme o, por lo menos, de no prodigarme, especialmente donde no encuentro verdades para creer.


5° Porque no soy hombre de prodigar falsas amabilidades a quienes no debo sino desatenciones y hasta groserías.


Por todo ello he dispuesto que el gobierno, presidido por el vicepresidente Doctor Hortensio Quijano, actúe de manera oficial prestando toda su cooperación para el mayor brillo del Congreso Eucarístico de Rosario. De manera que en todo ello sea sustraída mi persona. He llegado a persuadirme de que es lo único que no resulta grato a algunas personas. Con ello cumplo como cristiano y católico sin producir inconvenientes.


Yo tenía la decisión de asistir; pero los médicos me apuraron con la enfermedad de la señora y, además, aprecié que mi presencia allí no sería grata, razón por la cual traté de arreglar el asunto como lo digo antes, pues no soy persona acostumbrada a meterme donde no sea grato.


En cuanto al Cardenal Legado S.E. Monseñor Ruffini, tenía decidido recibirlo personalmente. Pero como él había prometido llegar a Buenos Aires el día 16 de octubre y, luego, postergó su arribo para el 19, todos mis planes se trastornaron, y decidí iniciar mi descanso previsto, sin esperarlo más.


Por lo demás, he observado por parte del Vaticano una conducta poco clara e indiscreta. Usted sabe que mi gobierno está allí "en cuarentena", según nuestras noticias. Pero esto no es todo: según nos informó el embajador Arpezani a su regreso de Roma, el Papa personalmente le había manifestado que nuestro gobierno era de corte totalitario. El propio ministro doctor Paz lo escuchó, asombrado como yo, no por la afirmación, sino por la indiscreción.


Yo soy hombre tranquilo y humilde, pero el presidente de la República no. Por eso hicimos llegar al Vaticano nuestro desagrado. Pero, según parece, éste no llegó sino a monseñor Montini, y sin recibir nosotros ninguna satisfacción. Yo olvido todo; pero el presidente de la Nación no puede ni debe olvidar...


Es indudable que todo ello tiene que ser labor de informaciones e intrigas planeadas y dirigidas desde acá; pero alarma la falta de seriedad, prudencia y discreción de allá.


En cuanto al asunto de los espiritista es una cuestión que yo conocí después de ocurridos los hechos. El telegrama es el usual que la Casa Militar manda en todos los casos, según me informan. Usted sabe que esto es mecánico: casi "formulario N° 3", como dicen allí. Por otra parte, no es asunto de gobierno sino policial. No creo que sea cuestión "de guerra" que cuatro locos espiritistas, que no son tomados en serio en ninguna parte del mundo, se reúnan en local cerrado para decir cuatro sandeces.


El gobierno trata a esos locos como a todos los demás "locos sueltos", que los hay a montones siempre que no representen peligro para los demás. Lo que resulta difícil de explicar es que se aproveche esto para alterar el orden, sacando a los chicos de los colegios para armar escándalo; y que el Episcopado, tan silencioso otras veces, sea para ello tan decidido y bullanguero.


En fin, querido padre Benítez, ¿qué he de decirlo yo a Usted de estas cosas? Me queda la amargura de pensar que yo, justicialista, he podido unir al Pueblo con la fe peronista sin inconvenientes; y que yo, católico, como no ha sido ningún presidente argentino, no encuentro en la Iglesia sino malos procedimientos y mala fe para unir a los argentinos en la fe de Cristo.


Muchas gracias por todo y recuerdo sus proféticas palabras de 1945, cuando me dijo: "Dios conserve su fe católica...". Hoy las siento verdaderamente proféticas. Creo que muchos de los males estriban en el hecho de haber yo pretendido hacer de buena fe más de lo que políticamente y por especulación me convenía hacer en lo referente al bien de la Iglesia. No estoy arrepentido de ello, pues yo respondo sólo de mi conciencia; los demás responderán de la suya.


Mí querido padre Benítez, muchas gracias y un gran abrazo hasta mi regreso en que lo refirmaré personalmente.


Juan Perón


lunes, 20 de abril de 2020

Se cumplen 52 años de este discurso de Ivan Illich






Al diablo con las buenas intenciones discurso de Iván Illich frente al CIASP (Conference on InterAmerican Student Projects) en
Cuernavaca, Morelos, México
"En las conversaciones sostenidas hoy, me impresionaron dos cosas que quiero comentarles antes de presentarles mi discurso preparado: Me impresionó que reconocieran que la motivación de los voluntarios estadounidenses en otros países proviene en su mayor parte de sentimientos y conceptos muy alienados. De igual manera, me impresionó por lo que llamo un paso hacia
adelante entre los que quieren ser voluntarios como ustedes: están abiertos a la idea de que lo único por lo que se puede ser voluntario en América Latina es la falta de poder voluntaria, presencia voluntaria como receptores y como tales esperamos que estén amados o adoptados, sin ninguna posibilidad de regresar el regalo.
Me impresionó también la hipocresía de la mayoría de ustedes: la hipocresía de la atmósfera que domina aquí. Lo digo como un hermano que habla con sus hermanos y hermanas. Lo digo contra mucha resistencia dentro de mí mismo, pero se debe decir. Su conocimiento, su estar abierto a las evaluaciones de los programas del pasado, los convierte en hipócritas dado que (la mayoría de) ustedes ha decidido pasar el próximo verano en México y, por ello, no están dispuestos a explorar lo suficiente respecto a la reevaluación de su programa. Cierran los ojos porque quieren seguir adelante y no lo podrían hacer si se fijaran en algunos detalles. Es posible que esta hipocresía es inconsciente en la mayoría de ustedes. Intelectualmente están listos para reconocer que las motivaciones que pueden haber legitimado las acciones de voluntarios fuera de los Estados Unidos en el 63, no pueden ser invocados para la misma acción en el 68. El comienzo de la década, para los estudiantes estadounidenses bien situados las 'vacaciones con misión' entre mexicanos pobres era 'la' cosa que había que hacer: la preocupación sentimental por la recién descubierta pobreza al sur de la frontera, combinada con una ceguera total frente a la pobreza mucho peor en casa justificaban tales excursiones benevolentes. El conocimiento intelectual de las dificultades de una acción voluntaria fructífera no había desilusionado al espíritu de los Cuerpos de Paz Voluntarios al estilo papal o con estilo propio. Hoy en día, la existencia de las organizaciones como la vuestro es una ofensa para México.
Quería hacer esta declaración para explicar porqué me siento mal acerca de ello y para despertar su consciencia acerca de que las buenas intenciones no tienen mucho que ver con lo que estamos discutiendo aquí. Al infierno con las buenas intenciones. Este es una declaración teológica. Con sus buenas intenciones no ayudarán a nadie. Hay un dicho irlandés que reza que el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones.
La frustración que la participación en los programas CIASP puede significar para ustedes podría llevarlos a nuevos conocimientos: que los mismos estadounidenses pueden recibir el regalo de la hospitalidad sin la menor capacidad de pagar por ella, ó el conocimiento que para algunos regalos ni siquiera se puede decir "gracias".
Ahora paso a mi discurso preparado.
Señoras y Señores, durante los últimos seis años me he hecho famoso por mi creciente oposición  a la presencia de algún y todos de los 'buenhechores' estadounidenses en Latino América. Estoy seguro que saben de mis esfuerzos actuales para obtener la retirada voluntaria de todos los ejércitos de voluntarios estadounidenses de Latino América - misionarios, miembros de los
Cuerpos de Paz y grupos como el de ustedes, una 'división' organizada para la invasión benevolente de México. Ustedes estaban conscientes de estas cosas cuando me invitaron entre todos los asistentes a ser el orador principal de su convención anual. Esto es asombroso: Solo me queda concluir que su invitación significa una de al menos tres cosas: Algunos de entre ustedes pudieran haber llegado a la conclusión de que la CIASP debería ó disolverse ó bien sacar la promoción de ayuda para los mexicanos pobres de sus propósitos institucionales. Por ello me podrían haber invitado para ayudar a otros a llegar a la misma decisión. También me podrían haber invitado para aprender cómo tratar con las personas que piensan de la misma manera que yo -  cómo discutir exitosamente con ellos. Ahora es cosa común que se invite a los portavoces del movimiento Black Power para que se dirijan a los Clubes de Leones. Siempre es necesario incluir a una 'paloma' en la discusión pública organizada para aumentar la beligerancia de los E.U.
Finalmente, me podrían haber invitado, esperando que serían capaces de estar de acuerdo con la mayor parte de lo que digo y luego seguir adelante con la buena fe y trabajar durante este verano en los pueblos mexicanos. Esta última posibilidad está abierta solamente para aquellos que no escuchan o que no pueden entenderme. No vine aquí para pelear. Estoy aquí para decirles y, en lo posible, convencerlos y espero detenerlos de imponerse pretenciosamente sobre los mexicanos.
Tengo una profunda fe en la enorme buena voluntad del voluntario estadounidense. Sin embargo, su buena fe se puede explicar usualmente solo mediante una falta abismal de delicadeza intuitiva.
Por definición no pueden ayudar siendo, en última instancia, vendedores del "American Way of Life" de la clase media que están de vacaciones, ya que ésta es la única vida que conocen realmente. Un grupo como esto no pudo haberse desarrollado a menos de que un sentimiento común lo hubiera apoyado: la convicción de que cualquier verdadero americano debe compartir los regalos de Dios con sus compañeros más pobres. La idea de que cada uno de los americanos tiene algo que dar y que siempre tiene permiso, puede y debería darlo, explica cómo se les ocurrió a los estudiantes que pudieran ayudar a 'desarrollarse' a los campesinos mexicanos, pasando unos cuantos meses en sus poblados. Naturalmente, esta convicción sorprendente fue apoyada por los miembros de una orden misionaria que no tendrían razón de ser a menos de que tuvieran la misma convicción - con excepción de una mucho más fuerte. Ha llegado el momento de curar a ustedes de este mal.
Ustedes y los valores que representan son el producto de una sociedad americana de hacedores y consumidores, con su sistema de dos partidos, su sistema escolar universal y su flujo de carros de familia. Son ultimada-conscientemente o inconscientemente 'vendedores' para un balet despistador de ideas de democracia, igualdad de oportunidades y la empresa libe entre personas que no tienen la posibilidad de beneficiarse de ellas.
Después del dinero y las armas, el idealista estadounidense es el tercer bien de exportación más grande de los Estados Unidos. Éste aparece en cualquier teatro del mundo: el maestro, el voluntario, el misionario, el organizador de la comunidad, el desarrollador económico y los vacacionistas buenhechores. Idealmente, estas personas definen su rol como el de servicio. En realidad terminan frecuentemente aliviando el daño causado por el dinero y las armas ó
'seduciendo' a los 'subdesarrollados' con los beneficios del mundo de prosperidad y logros.
Tal vez para las personas estadounidenses ha llegado el momento de llevar a casa el conocimiento que el tipo de vida que han elegido no está lo suficientemente vivo como para ser compartido. Ahora debería ser evidente para todos los americanos que los Estados Unidos están metidos en una tremenda lucha por sobrevivir. Los Estados Unidos no pueden sobrevivir si el resto del mundo no está convencido de que aquí tenemos el cielo en la tierra. La sobrevivencia de los Estados Unidos depende de que todos los así llamados 'hombres libres' acepten que la clase media estadounidense 'la hizo'. El tipo de vida de los estadounidenses se ha convertido en una religión que debe ser aceptada por todos aquellos que no quieren morir por la espada - o por el napalm. En todo el mundo, los Estados Unidos lucha para proteger y desarrollar por lo menos una minoría que consume lo que la mayoría estadounidense puede pagar. Este es el propósito de la
Alianza para el Progreso de la clase media que los Estados Unidos firmaron con América Latina hace algunos años. Sin embargo, esta alianza comercial a menudo debe ser protegida con armas que permite a la minoría que logra 'hacerla' proteger sus adquisiciones y logros. No obstante, las armas no son suficientes como para permitir que la minoría gobierne. Las masas marginadas se vuelven agrestes a menos de que se les proporcione un credo o una creencia que explique el status quo. Esta tarea le es asignada al voluntario estadounidense - sea éste un miembro de la
CIASP o un trabajador del así llamado 'Programa de Pacificación' en Vietnam (u otras partes del mundo). Los Estados Unidos estén involucrados actualmente en una lucha de tres frentes para afirmar sus ideales de una democracia orientada hacia la adquisición y el logro. Digo 'tres' frentes dado que tres grandes áreas del mundo están desafiando la validez de un sistema político y social que hace aún más ricos a los ricos y que margina paulatinamente a los pobres. En Asia, los Estados Unidos están amenazados por un poder establecido: China. Los Estados Unidos se oponen a China con tres armas: Las diminutas élites asiáticas que no podrían tener mejor suerte que una alianza con los Estados Unidos; una inmensa máquina de guerra para detener a los chinos de 'tomar el poder', como se dice comúnmente en este país y; la reeducación forzada de las así llamadas personas 'pacificadas'. Aparentemente, los tres esfuerzos están fallando. En Chicago los fondos para combatir la pobreza, las fuerzas policiacas y los predicadores parecen de no  avanzar con sus esfuerzos, constatando la falta de voluntad de la comunidad negra de esperar la integración graciosa al sistema. Finalmente, en América Latina la Alianza para el Progreso ha tenido bastante éxito con respecto al aumento de personas a quienes no podría irles mejor - las diminutas élites de las clases medias - y ha creado condiciones ideales para las dictaduras militares. Anteriormente, los dictadores estaban al servicio de los dueños de las plantaciones, ahora protegen a los nuevos complejos industriales.
¡Y finalmente, ustedes vienen a ayudar al vencido a aceptar su destino dentro de este proceso!
Todo lo que harán en un poblado mexicano será crear el desorden. En el mejor de los casos, pueden intentar a convencer a las chicas mexicanas de que deberían casarse con un joven exitoso, rico, con un consumidor que padece una falta tan grave de respeto por la tradición como cualquiera de ustedes. En el peor de los casos, con su espíritu de 'desarrollo de la comunidad' crearán los suficientes problemas para que alguien sea matado a tiros de pistola después de que terminen sus vacaciones y de que se apresuren a regresar a sus barrios de clase media donde sus amigos hacen bromas sobre los 'espaldas mojadas'.
Comienzan su tarea sin ningún entrenamiento. Hasta el Cuerpo de Paz gasta alrededor de $ 10,000 por cada miembro del Cuerpo para ayudarle a adaptarse a su nuevo ambiente y para protegerlo del choque cultural. Qué raro que nadie nunca pensó en gastar dinero para educar a los mexicanos pobres para protegerlos del choque cultural de conocerlos a ustedes. De hecho, ni siquiera pueden encontrarse con la mayoría a la que pretenden servir en América Latina - aún si hablaran su idioma, lo que la mayoría de ustedes no es capaz de hacer. Pueden dialogar solamente con aquellos que se parecen a ustedes - imitaciones latinoamericanas de la clase media norteamericana. Para ustedes no hay manera de encontrarse realmente con los subprivilegiados, dado que no existe una base común para que ustedes se encuentren. Permítanme explicar esta declaración y explicar también porqué la mayoría de los latinoamericanos con quienes ustedes podrían establecer una comunicación, estarían en desacuerdo conmigo. Supongan que este verano irían a un gueto estadounidense donde intentarían a ayudar a los pobres de ahí a 'ayudarse ellos mismos'. Pronto les escupirían o se reirían de ustedes. Las personas ofendidas por sus pretensiones los golpearían o les escupirían. Las personas que entienden que la mala consciencia de ustedes los avientan a este gesto estarían riéndose condescendientemente. Pronto se les aclarará su irrelevancia entre los pobres, su estatus de estudiantes universitarios de clase media con una asignatura de verano. Se les rechazaría contundentemente, sin importar si su piel es blanca - como son las caras de la mayoría aquí presente - o morena o negra como algunas pocas excepciones que de alguna manera se infiltraron aquí.
Sus reportes sobre su trabajo en México que me envían tan amablemente sudan autocomplacencia. Sus reportes sobre el verano pasado comprueban que ni siquiera eran capaces de entender que su buen hacer en un poblado mexicano es aún menos relevante de lo que sería en un gueto estadounidense. No solamente hay un abismo entre lo que ustedes tienen y lo que los otros tienen, abismo aún más grande que aquel que existe entre ustedes y los pobres en su propio país.
También hay una distancia incomparablemente mayor entre lo que sienten y lo que los mexicanos sienten. Esta diferencia es tan grande que en un poblado mexicano ustedes como americanos blancos (o culturalmente americanos blancos) se pueden imaginar en la misma situación que vivía un predicador blanco cuando ofrecía su vida cuando se dirigía a los esclavos negros en una plantación en Alabama. El hecho de que vivan en chozas y que coman tortillas durante unas cuantas semanas solo hace un poco más pictórico a su grupo bien intencionado. Las únicas personas con quienes pueden aspirar a establecer una comunicación son algunos miembros de la clase media. Y recuerden, por favor, que dije 'algunos', refiriéndome a una diminuta élite en
América Latina.
Ustedes vienen de un país industrializado tempranamente que ha logrado integrar a la mayoría de sus ciudadanos a la clase media. En los Estados Unidos el haber terminado el segundo año de la universidad no es ninguna distinción social. De hecho, la mayoría de los americanos tienen ahora este tipo de escolaridad. En este país, cualquiera que no haya terminado la preparatoria es considerado como subprivilegiado. En América Latina, la situación es bastante diferente: el 75 % de la población abandona la escuela antes del sexto año. Consecuentemente, las personas con la preparatoria terminada forman una pequeña minoría. Luego, una minoría de esta minoría continúa su educación y se inscribe en alguna universidad. Entre estas personas encontrarán a sus educativamente iguales. Al mismo tiempo, una clase media es la mayoría en los Estados Unidos.
En México, es una élite diminuta. Hace siete años, su país comenzó y financió una así llamada
'Alianza para el Progreso'. Fue una 'Alianza' para el 'Progreso' de las élites de la clase media.
Ahora bien, entre los miembros de esta clase media encontrarán a las pocas personas dispuestas a pasar su tiempo con ustedes. Y son, coincidentemente, aquellos 'niños buenos' a quienes también les gustaría calmar a sus consciencias agitadas, 'haciendo algo bonito para la promoción de los pobres indígenas'. Naturalmente, cuando ustedes y sus contrapartes mexicanas se encuentren, se les dirá que están haciendo algo valioso, que se están 'sacrificando' para ayudar a los otros. Y será el sacerdote extranjero el que confirmará especialmente la imagen que ustedes tienen de ustedes mismos. Después de todo, su subsistencia y el sentido de su propósito depende de su firme creencia en una misión de año completo del mismo tipo que la misión de verano de ustedes.
Existe el argumento de que algunos voluntarios que regresaron habían obtenido una visión del daño que han hecho a los otros y que, por ello, se convierten en personas más maduras. Sin embargo, se menciona menos frecuentemente que la mayoría de ellos están ridículamente orgullosos de sus 'sacrificios de verano'. Posiblemente también hay algo de cierto en el argumento de que los hombres jóvenes deberían ser promiscuos por una época, para darse cuenta de que el amor sexual es más bello en una relación monógama. O que la mejor manera de liberarse del LSD es intentarlo por un rato. O que la mejor manera de entender que su ayuda en el gueto no es necesaria ni solicitada es intentarla y fallar. No estoy de acuerdo con estos argumentos. El daño que los voluntarios causan involuntariamente, es un precio demasiado alto por reconocer que, en primer lugar, no deberían haber sido voluntarios. Si tienen el menor sentido de la responsabilidad, quédense en casa con sus revueltas. Esperen las siguientes elecciones: Sabrán lo que hacen, porqué lo hacen y cómo comunicar con aquellos con quienes hablan. Y sabrán cuando fallen. Si insisten a trabajar con los pobres, si esa es su vocación, entonces trabajen con los pobres que les puedan decir que se vayan al diablo. Es increíblemente injusto para ustedes imponerse en un poblado donde ustedes están tan sordos y mudos, lingüísticamente hablando, que ni siquiera entienden lo que están haciendo o qué piensan las personas de ustedes. Y es un daño profundo para ustedes cuando definen algo que quieren hacer como 'bien', 'un sacrificio' o 'ayuda'. Estoy aquí para sugerirles que renuncien voluntariamente a ejercer el poder que tienen por ser americanos. Estoy aquí para recomendarles de renunciar consciente, libre y humildemente al derecho legal que tienen de imponer su benevolencia a México. Estoy aquí para desafiarlos a reconocer su incapacidad y su falta de poder para hacer el 'bien' que intentan hacer. Estoy aquí para recomendarles usar su dinero, su estatus y su educación para viajar en América Latina.
Vengan a ver, vengan a escalar nuestras montañas, disfruten nuestras flores. Vengan a estudiar.
Pero no vengan a ayudar." (20 de Abril del 1968)

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Hace 63 años Perón le escribía esta impactante carta al Reverendo Padre Hernán Benítez





Carta a Hernán Benitez 6 de Noviembre de 1956

Escrito por Juan Domingo Perón.

Caracas, 6 de Nov. de 1956


Contesto su agradable carta del 29 de septiembre pasado y tengo el agrado de retribuirle su gentil saludo con uno lleno de todo mi afecto y mi recuerdo.Veo, por su carta, que todo comienza a aclararse, tan pronto han comenzado a disiparse las lagunas de la calumnia y de la infamia, acumuladas sobre hombres que cumplieron un deber, como lo entendieron, con las fallas consubstanciales a su condición de hombres y también con las pocas virtudes que nos es dado mostrar. Estos, nos están haciendo mejorar, de acuerdo con el viejo aforismo castellano: "atrás mío vendrán, los que bueno me harán". Me agrada saber que la Iglesia comienza a darse cuenta de lo que ha hecho.

Yo estoy conforme con mi conducta. No sé si muchos podrán decir lo mismo. Pero poco me importa eso, desde que ellos responderán de su conciencia, como yo respondo de la mía. He aprendido tres cosas en mi vida, que me han servido siempre: a ver las cosas como son, a mirar los peligros de frente y a responder sólo a mi conciencia. Por eso hoy puedo decir la verdad de frente y en el futuro la podré decir mejor, porque entonces, ya muchos la habrán comprendido, y, sufrido, que es la mejor manera de comprenderla.

He recorrido casi todo el Continente Latinoamericano y he podido apreciar cómo se ha encarnado el Justicialismo aquí. En ese viaje me he convencido de que, luchar por los humildes, si bien tiene sus sinsabores, tiene en cambio, extraordinarias satisfacciones. No imaginaba nunca tener tantos amigos en todas partes. Los brasileños, los paraguayos, los venezolanos, los colombianos, los chilenos, los bolivianos, los panameños y hasta los negritos jamaicanos y los "chombos" del Canal, han rivalizado para hacerme la vida agradable y placentera donde haya llegado. Uno se concilia así con la vida y con los hombres.

Hoy estoy más convencido que nunca que no equivoqué mi vida, cuando la dediqué a servir a los humildes. Creo firmemente que, el tener un ideal y servirlo, es la base de la felicidad, que se encuentra más en el sacrificio y el trabajo Que en ninguna de las otras formas de satisfacción. Las horas, como los cántaros, cuando están vacías, no tienen valor alguno pero, las horas, como los cántaros, cuando se los llena, pueden llegar a tener un valor incalculable. Llenar las horas con un ideal es valorizar las horas. El hombre que no tiene un ideal para servir, no merece la vida, como no nace el hombre que escapa a su destino. Muchos grandes hombres han pasado desapercibidamente por ia vida porque no tuvieron un ideal que servir y muchos pobres hombres fueron grandes porque la dedicaron a ese ideal. Yo pertenezco a los segundos: un pobre hombre a quien una causa ha hecho grande, y "no se puede ser grande impunemente". Ahora, es necesario saber soportar virilmente los golpes del destino. También gozar de las satisfacciones que el alma proporciona.
£n los tiempos y en el mundo en que nos ha tocado vivir, nada hay tan peligroso como decir la verdad y defender la justicia. Sin embargo, nada hay tampoco tan honesto como hacerlo. Los simuladores y los calumniadores que pretenden justificar su conducta en la mala conducta de los demás, pierden su tiempo, porque la mentira tiene las piernas cortas. Los que pretenden crear una realidad a base de falsedades se equivocan, porque, afortunadamente, la realidad es siempre la verdad. Podemos decir una mentira, pero no podemos hacer una mentira. Toda la infamia que estos falsarios han desparramado sobre nuestros hombres, no justificará jamás las infamias que ellos están cometiendo, desde que el mal de los demás no explica jamás el propio mal. En cambio, cuando se descubra la superchería, ellos habrán agregado una infamia más a todas sus infamias. De cualquier manera, prefiero estar en mi "pellejo" y no en el de ellos.
Sé que estos malvados, como un tropel de bárbaros, están cometiendo toda clase de atrocidades. Ello sólo demuestra la verdad de todo cuanto dijimos nosotros porque, nadie pretenderá demostrarnos que se han vuelto canallas de repente. El error nuestro estuvo en no haber comprendido la verdad a su tiempo y en haber pretendido desconocer las lecciones que la histo­ria contiene a lo largo de todos los tiempos. Pero nada llega demasiado tarde, cuando se saben aprovechar las enseñanzas. Creo que a nuestro Movimiento, este terrible azote le ha hecho un bien incomparable: le ha demostrado la realidad que, desgraciadamente no se penetra, profundamente, sino con dolor y sacrificio.
Nuestra doctrina necesitaba la prueba del ácido y creo que la ha resistido y ha triunfado. Eso es lo que ahora interesa. Nuestra gente está en la lucha, firme y leal, como en sus mejores tiempos. Hay un poco de temor. Los pueblos, decía Eva Perón, no están formados sólo de Santos y de Héroes. Sus debilidades también muestran sus grandezas.
Si algunos dirigentes peronistas defeccionaron en la derrota, en cambio muchos millones de peronistas leales permanecieron firmes en la defensa de la causa. La Caída ha servido para purificar el Movimiento, intensificarlo y extenderlo, los malos y los incapaces se han eliminado, para pasar a "merodear" entre los "gorilas". La realidad es que la masa ha superado a los dirigentes. Este es el hecho más característico del momento actual argentino y quien no lo perciba está condenado irresistiblemente al fracaso. Tiene la fuerza de un oleaje, tal vez lento, pero irresistible. Su fuerza, como una conmoción subterránea, es notada por todos, pero no todos advierten su origen y su trascendencia. Es que, paralelamente a la reacción sangrienta y usurpadora de la revolución del 16 de setiembre, luego del primer momento de asombro y atonía del pueblo, fue surgiendo "desde abajo" un estado de insurrección popular con características, modos y procedimientos inéditos en la historia nativa y cuya comprensión y proyección escapan, desde luego, a las mentes habituadas únicamente a los procesos conocidos, e incapaces, en consecuencia, de captar los hechos nuevos.Este estado inédito de las masas, lógicamente, no podrá ser manejado ni contenido con los métodos clásicos. He aquí la razón porqué los viejos dirigentes, tanto políticos como gremiales, cualquiera sea el bando en que actúen, o son incapaces o han sido desplazados. Así se explica también que la totalidad de los dirigentes que real y efectivamente se encuentran ahora a la cabeza de las nuevas formaciones peronistas y trabajadoras insurreccionales, son casi todas figuras que actuaban en segundo plano. Ellos también han surgido "desde abajo". El origen del estado actual es la obra de "politización" que la doctrina peronista ha realizado en las masas populares. Nada hay más anacrónico en los planteos y las posiciones de algunos jerarcas y antiguos dirigentes desconectados en absoluto del sentimiento popular y del "hecho nuevo" que no han podido captar, ni ver, ni comprender.

La fuerza del peronismo radica en que, su línea intransigente, frente a unos y a otros, está en la propia naturaleza del desarrollo histórico, en tanto las otras tendencias sólo viven y pueden obrar en el plano estrictamente político. Sus éxitos sólo pueden ser éxitos políticos, sin la gravitación ni la permanencia del quehacer histórico. Y, por ser éxitos meramente políticos, su signo en el tiempo y en el espacio, es la fugacidad. El quehacer político sólo puede adquirir vivencia cuando tiene como sustento la línea histórica. En épocas de normalidad, es fácil confundir la importancia del hecho político que adquiere así falsamente categoría permanente, pero existen períodos de la vida nacional en los que está en juego su propio destino, en que el quehacer histórico es el dominante. Estos períodos están señalados por la presencia de los "hechos nuevos".

Por eso, los antiguos dirigentes gremiales, políticos y militares, cualquiera sea el bando en que actúan, están fuera de la proyección histórica: los del elenco de la tiranía, por la propia naturaleza de su proceso están condenados irremisiblemente; el conglomerado político, por su parte, en cuanto a dirigentes, ha sido superado por la dialéctica de los hechos. En definitiva, puede asegurarse, sin dogmatismos ni prejuicios, que unos y otros no han percibido las condiciones en que se está desarrollando este momento de la vida nacional. Tanto es así, que todos ellos, los católicos nacionalistas en sus varios matices, los neoperonistas (de peronismo sin Perón), los bengoístas y los grupos militares detrás del último golpe de estado, constituyen simplemente la réplica y el reverso, pero con los mismos módulos del elenco de la tiranía. Es natural entonces que, a los medios y procedimientos de la tiranía, opongan el arbitrio simplista del manotazo militar, del golpe de estado. Un recurso que, además de no ser precisamente infalible, tiene el grave inconveniente cuando fracase, de provocar y explicar las medidas más extremas de la reacción e imponer al pueblo una terrible contribución de sangre. Pese a sus características bélicas, el golpe de estado, sin embargo, no deja de ser un procedimiento político. En esta hora argentina, sólo la insurrección nacional es el hecho histórico.

Esta situación comienza, sin embargo, a ser penetrada por algunos equivocados que se apresuran a "mojarse en aguas del Jordán" y así llegan todos los días noticias de los que quieren tomar contacto con nuestros comandos internos y externos a fin de seguir las directivas generales que reglan la conducta de todos con unidad de acción.

Algunos dirigentes, como la Junta de Emergencia de la C.G.T. que actualmente trabaja en el campo gremial, creen que es posible actuar por su cuenta en la defensa de los intereses profesionales y sindicales. Su situación es en extremo difícil. Es indudable que su posición es aleatoria frente a la tiranía y frente a la masa. A la primera porque estará siempre sindicada como peronista y a la segunda, porque actuando con los enemigos estará siempre sospechada de falsa en su posición con respecto al Movimiento Peronista que actúa en franca rebelión. Yo comprendo la posición de la Junta pero dudo que los demás la comprendan igual. En este momento la masa peronista se encuentra organizándose en la clandestinidad con fines de insurrección en todo el país. Su posición es firme y aun los que no se encuentran ligados a los organismos clandestinos, se sienten inclinados a la resistencia, esperando lo que irremisiblemente ha de ocurrir. Poco a poco se van coordinando las acciones y las nuevas formaciones en todas partes, en las que prima la decisión de actuar en el sentido insurreccional.

Algunos "angelitos" piensan en la posibilidad de la "pacificación" nacional, pero sus móviles no son los que persigue el pueblo que sólo anhela soluciones definitivas y, estas soluciones definitivas, no pueden venir en forma alguna cediendo terreno a las imposiciones de los partidos políticos que, en último análisis, fueron los reales culpables de los fusilamientos y las masacres de obreros y ciudadanos. Yo también era pacifista hasta el 9 de junio pero, después de los crímenes cometidos por los tiranos, apoyados por los partidos políticos, ya no tengo una esperanza que esto se pueda solucionar sino en forma cruenta. El odio y el deseo de venganza que estas alimañas han despertado en el pueblo, saldrán algún día a la calle convertidos en fuerza motriz y sólo después será posible pensar en pacificación y unidad del pueblo argentino. Pensar de otra manera es desconocer la historia y sus valiosas lecciones. Por eso, estar hoy fuera de la posición insurreccional es estar fuera del panorama real que vive el país y de toda proyección histórica. Las consecuencias de esta falsa posición, para un dirigente, no pueden ser otras que el repudio de la masa y la pérdida total de su predicamento.

Yo veo coincidir las necesidades nacionales, los objetivos del pueblo y el estado anímico de las masas y, cuando estas tres circunstancias son coincidentes, no hay fuerza capaz de torcer los acontecimientos. Será dura la lucha y quizá larga, pero debemos evitar que se "cicatrice en falso", porque las consecuencias finuras serán mucho peores. Hay que hacer el sacrificio a tiempo porque, con el tiempo, los sacrificios se multiplican, desde que la violencia en los acontecimientos está siempre en razón directa de su tiempo de gestación. Por eso, hay que apurar un desenlace violento, aunque ello parezca un poco cruento, porque peor será si se espera. Por eso creo que el pueblo tiene razón.

Les he dado una organización, una doctrina y una mística, durante once años he "politizado" las masas. Los he preparado para la lucha contra la reacción y les he indicado el camino para hacerlo, a través de las grandes reformas. Ahora le queda al pueblo no equivocarse en las formas de ejecución y tener las decisión necesaria para triunfar. Se enfrentan: la reacción (apoyada por las fuerzas militares, eternas enemigas del pueblo) con el pueblo mismo. Las fuerzas, mediante la represión violenta, impondrán despojos al pueblo, hasta conseguir los objetivos impuestos por la reacción. Frente a eso el pueblo, debe decidir su actitud, sin olvidar que nuestra revolución es lo permanente y la reacción sólo lo circunstancial. Si la actitud es contemplativa, lo perderá todo y deberá en el futuro, como antes, trabajar para que gocen los oligarcas y los capitalistas, mientras los trabajadores deberán debatirse en la miseria, en el dolor y en el sacrificio estéril. Si, en cambio, es activa y combativa en extremo, los reaccionarios y las fuerzas que los sirven deberán pensar si no les conviene transar, para evitar que la ruina los arrastre también a ellos, que son los únicos que tienen algo que perder. Una actitud decidida del pueblo es lo único que puede salvar a los trabajadores de una ruina segura, en medio de la abundancia. ¿Si el pueblo hace esto, cómo los trabajadores podrían tener una actitud contemplativa? Las Directivas e Instrucciones del Comando Superior Peronista, son bien claras. Si se cumplen, se llegará a una solución mucho antes de lo que se piensa. Si no se cumplen, los trabajadores tendrán que lamentarlo toda la vida, pero será demasiado tarde.

La garantía de que nuestras fuerzas se mantengan cohesionadas está precisamente en que se las mantenga en la lucha activa todo el tiempo. No comparto la idea de que para mantener las organizaciones debemos mantenerlas alejadas de la lucha activa, porque así lo que ganarían en integridad material lo perderían en integridad moral. Es lo que les pasó a los alemanes en la Primera Guerra que, por salvar en Kiel su escuadra, terminaron perdiendo la guerra y los barcos.

No por pasión, sino por reflexión, debemos buscar por todos los medios que la solución salga por el lado de la insurrección nacional. Algunos temen el caos, pero olvidan que las revoluciones como la nuestra, parten siempre del caos. Luego tenemos que provocarlo, en vez de temerlo. Esa será la única ocasión en que el pueblo pueda tomar las cosas en sus manos y cobrar la cuenta, sin lo cual habrá anarquía, lucha y sangre para un siglo. Yo cometí el error de no entregar las armas al pueblo cuando debí hacerlo porque, como usted, creí que estos bandidos no lo eran tanto, de lo contrario hubiera evitado muchas vidas perdidas, muchos sufrimientos y mucho salvajismo.

Total, a éstos o los cuelga el pueblo justicialista y termina el asunto o deberemos esperar un poco para que los cuelguen los comunistas. Ellos pueden elegir, pero su destino está ya marcado. Si no observemos cómo va el mundo. Toda esta inmensa convulsión que presenciamos nos dice algo. Es que se está dilucidando el signo que ha de presidir al Siglo XXI. En la lucha entre las "democracias" imperialistas del Siglo XIX y las "democracias populares" del Siglo XXI. Como la historia no marcha para atrás, es fácil deducir que a esas "democracias populares" las haremos nosotros o las harán los comunistas. El desarrollo de las acontecimientos parece dar la razón a esta idea. Recuerdo que en la primera mitad del Siglo XX, que he vivido en su totalidad, ha sido fructífera en esta clase de enseñanzas. Hace cincuenta años, el comunismo en el mundo, se reducía a un teórico y cuatro o cinco agitadores. Ellos lanzaron al mundo el rebaño de los socialistas para destilar la doctrina marxista. Así lo hicieron pero, como rebaño que eran, se quedaron a comer, donde encontraron buena comida. Esa fue una ventaja pero, los comunistas ni lerdos ni perezosos, en la Tercera Internacional les ajustaron las cuentas y se quedaron sólo con los que no se habían convertido en amarillos. Ya al terminar la Primera Guerra, esos cuatro o cinco agitadores, hicieron la Revolución de 1917 y ya el comunismo eran 200 millones de rusos con 28 millones de Km2 de territorio. Durante el interregno entre una y otra guerra el Komitern primero y el Kominform luego, se encargaron de esparcir la semilla comunista activa en todo el mundo. Vino la Segunda Guerra y el resultado ha sido que de los 3.500 millones de habitantes que tiene, aproximadamente, la Tierra, los comunistas dominan o dirigen a unos 2.500. Para verlo, sólo un rápido cálculo: 200 millones de letonios, estonios, lituanos, polacos, alemanes, húngaros, austríacos, rumanos, búlgaros, checoeslovacos, yugoeslavos, que les entregaron entre Roosevelt y Churchill que, con los 200 millones de indochinos, polinesios, vietnameses, etc. que con los 800 millones de hindúes hacen otros mil millones y 500 millones entre árabes y nordafricanos, son el total 2.500 millones. Si esto sigue así (y los acontecimientos de Medio Oriente lo confirman) antes de diez años el mundo será comunista. No creo que los americanos del norte lo puedan evitar.

Quien sabe si será del todo malo, ya que peor que los que hemos soportado durante los últimos siglos, no pueden ser. Nosotros, desgraciadamente, no estamos en condiciones de decidir, porque aún por muchos siglos el destino del mundo se decidirá en el Volga o en el Rhin y no en el Missisipi, en el Orinoco, en el Amazonas o en el Río de la Plata. De algo valen todavía los cuatro mil años de cultura de la vieja Europa. Solo nos quedará el recurso de tratar de vivir, como lo hemos hecho hasta ahora. La situación no cambia, sólo cambiará el patrón. Pero, ese patrón será el que deba colgar a nuestros oligarcas, si se escapan ahora del pueblo argentino justamente indignado. Yo habría querido salvarles el pescuezo pero han sido tan brutos que no lo merecen. La fortuna les tendió la mano y fueron tan torpes que ni siquiera atinaron a asirse.

En esta evolución, la Iglesia también tiene su parte, que no escapará a la suerte de los oligarcas y capitalistas con quienes prefirieron estar, abandonando al pueblo que debe ser su preocupación fundamental. No es que el pueblo abandone a la Iglesia, sino que la Iglesia ha abandonado a los pueblos. Eso es lo trágico. Ninguna amenaza pesaría sobre su destino si se hu- bicra cumplido la doctrina de Jesús. Por apartarse de ella es que las acechanzas nacieron y por disfrutar de la buena vida burguesa es que se desviaron de la palabra divina, prefiriendo gozar a cumplir su sagrado sacerdocio, que es lo único que hace invencibles a los hombres, porque los acerca extraordinariamente a Dios. En la Argentina y en el mundo, el panorama de la Iglesia ha sido el mismo, el mismo será su destino. Dios quiera que el arrepentimiento no llegue demasiado tarde, porque todavía se está a tiempo de salvar "la ropa". Veo que Roma modifica sus errores anteriores. Se ha impartido la orden de no atacarme más. Cuando llegué aquí era inconcebible el ensañamiento de que hicieron gala todos los representantes de la Iglesia. Esgrimieron toda clase de calumnias, infamias y diatribas para perseguirme. Los diarios clericales de todo el mundo fueron implacables en sus insultos y en sus calumnias.

Yo aguanté impasible sus andanadas de diatriba pensando éstas son tributos que se le rinden a un mérito o un valor. Tenía razón, luego no tenía necesidad de insultar a nadie, conocía la verdad y no tenía por qué mentir. Sabía que ellos cumplían órdenes, yo no tenía órdenes que cumplir. En mis reportajes jamás hablé de ellos. Si me preguntaban los eludía. Me interesaban los sucesos, los hombres eran meros instrumentos del destino, a mí me interesaba el destino. Así murieron poco a poco y, sin duda, la vergüenza debió vencerlos. Imagino que hoy les remorderá la conciencia el mal que hicieron y la falta que cometieron al hacerlo. Yo, en cambio, hoy como ayer, en ese sentido, no tengo nada de que arrepentirme y, además, he aprendido a perdonar.

La canalla dictatorial que azota al pueblo y entrega a la Patria tendrá su merecido. Siempre he sido un convencido que los que proceden mal sucumben víctimas de su propio mal procedimiento. No los salvarán sus mentiras, ni sus calumnias, ni sus simulaciones, porque el pueblo argentino ha aprendido a discernir por sí. Tampoco nadie podrá torcer el curso de los acontecimientos.

Hace un año, en el libro de combate que escribí "La Fuerza es el Derecho de las Bestias", en una gran síntesis, pude deducir cuanto ha ocurrido, pues conocía los asuntos y los bárbaros que usurparon el poder, luego me era fácil penetrar ya entonces las consecuencias. Todo ha resultado una predicción, hasta ciertos detalles. He predicho también el final que espero no me ha de defraudar. Por eso, para mí, este drama sangriento y apasionado, tiene un epílogo que me es conocido y mi tarea se reduce a ayudar al destino para que todo sea como está dispuesto.

Es así que trabajo todo el día y parte de la noche. Tengo contacto con miles de personas con quienes cambio semanalmente correspondencia directa o indirectamente. Nuestro servicio exterior es colosal, tenemos agentes en todos los países del mundo y organizaciones amplísimas en cada país, que no tienen ni para empezar con los paniaguados de la dictadura que hacen de diplomáticos para ocuparse de contrabandos, negocios y farras. Nuestra gente es idealista y exilados en cada país se ocupan de alma de sus funciones, no descansan y los tienen locos a los "gorilas" que hacen de embajadores del crimen, el asalto y el robo que allí se han enseñoreado. Pero todos saben aquí de quiénes se trata y cada día reciben una demostración de desprecio que tanto merecen. A nosotros, en cambio, en todos los países nos ayudan y nos hacen sentir mejor de lo que en realidad estamos.

Yo, con el descanso de este año de trabajo, estoy mejor que cuando estaba allí, bajo la acción de la intoxicación física y moral que la función de gobernar trae aparejada. Como a Usted han intentado varias veces hacerme atentados pero, como en su caso, Dios ha sido bueno conmigo. En Paraguay les falló porque la Guardia Nacional de ese país los tomó presos a todos los que merodeaban. En Venezuela se está diligenciando ya una intentona que ha caído también en las redes nuestras. No creo que tengan éxito porque, para matar por dinero, hay un grave inconveniente: que hay que salvar también el pellejo para disfrutarlo. Y éstos no disponen de un fanático que pueda hacerlo, que sería la otra forma. Por otra parte, nadie muere el día antes.

Disculpe la extensión de esta carta pero hace tanto tiempo que no charlamos desde los tristes días de la muerte de la pobre Eva, que ni siquiera en su tumba ha podido escapar a la criminalidad de estos vándalos, que no han querido desperdiciar la ocasión de aparecer también como miserables profanadores.

Le ruego que salude de mi parte a todos los amigos y compañeros que allí luchan por la causa que es de todos y les diga de mi parte que jamás he de volver a pedirles que eviten las violencias como sabía hacerlo desde la Casa Rosada.

Juan Perón

martes, 30 de julio de 2019

Se cumplen catorce años de esta demoledora y esclarecedora editorial de Jorge Rulli




El "flaco" Francia trae un recuerdo entrañable de la Resistencia. 

"Montoneros era en aquellos años una organización de base Peronista pero con una conducción abrumadoramente no peronista..."


Hace muy pocos días mi amigo Monzón me facilitó una carta de Perón a Claudio Adiego Francia, una de las figuras mas heroicas de la primera Resistencia Peronista. La carta está fechada en Caracas el 22 de enero del 57, cuando aún ni siquiera se había producido la fuga del Penal de Rawson, y cuando Francia era uno de los mas activos referentes del Comando Bolivia. Comando que operaba en el marco de una extensa organización de argentinos en el exterior que hostigaba a la llamada Revolución Libertadora. En esa carta el General le dice a nuestro compañero que: "La Resistencia necesita mas perseverancia que violencia esporádica. En esto, dice Perón, hay que tener cuidado, porque hay dos clases de equivocados: Los que creen que todo debe arreglarse con un nuevo golpe de Estado y los que piensan que el arreglo puede ser político. Los primeros abandonan la Resistencia porque todo lo esperan de la nueva revolución, y los segundos son defensores de la pacificación, que es una utopía inconcebible en los actuales momentos. Equivocados o no, tales 'pajaritos en polenta', dice Perón, son los elementos derrotistas de la insurrección nacional, que es la única solución del problema popular argentino. La solución del tipo golpista o pacifista son para los dirigentes, no para el Pueblo y nosotros no buscamos soluciones para nosotros, sino devolver al Pueblo todo lo que estos canallas le han quitado."

Claudio Adiego Francia


Bueno, hasta aquí Perón. Me embarga al leer esta carta que inevitablemente retrotraemos al presente y a los modos actuales de la política, me embarga una mezcla de melancolía por los tiempos pretéritos, de nostalgia por las luchas pasadas, de tristeza por los seres queridos olvidados, y de alegría también, por los conceptos y los recuerdos recuperados. En especial por poder leer estos conceptos por Radio Nacional y poder mencionar en ella al legendario Claudio Adiego Francia, sobre el cual si Dios nos lo permite habremos de volver muchas otras veces.


El criterio insurreccional de Perón: La Nación en armas.


Hoy quisiera en cambio reducirme a resaltar ese criterio insurreccional de Perón, esa idea obsesiva en aquellos años de una salida popular que incluyera a todos los mas posibles y que se daría inexorablemente en el momento de máxima descomposición de lo que el denominaba: la canalla militar y nunca un momento antes... Subyacía en el cómo en mucho de nosotros en aquellos tiempos la idea de la Nación en Armas. Qué era la Nación en Armas sino la continuación de la historia que desde los orígenes mismos registraba la participación armada del conjunto. En una audición anterior, Alejandro Horowicz nos refería como en 1806 y según sus cálculos, uno de cada dos habitantes de la Ciudad de Buenos Aires tenía un fusil en su casa. Esa era la Nación en Armas aunque aún no se hubiese constituido jurídicamente como tal, y así lo fue durante mucho tiempo en que cada hombre argentino era un potencial combatiente porque caballo, lanza, cuchillo y boleadora a nadie le faltaba ni disposición para sumarse a una patriada en nombre de una causa que valiera poner en riesgo la propia vida. Cuando estuvimos días pasado en La Paz, en el extremo norte de la Provincia de Entre Ríos, recogíamos testimonios del levantamiento de los hermanos Kennedy el 3 de enero del año 1932. Los hermanos Kennedy, seis hermanos y cinco hermanas, ese día tomaron la comisaría de la ciudad junto con otros yrigoyenistas como Molinari, Papaleo y Franco y en contra del llamado "Fraude Patriótico", que había llevado al gobierno nacional la fórmula espuria de Agustín P. Justo y de Julio Roca. Lo que nos conmueve es que inmediatamente tomada la Comisaría de La Paz por los insurrectos, cientos de paisanos y vecinos de a caballo se apersonan de motu propio para participar de la revuelta... Todavía la Patria vieja latía en esa muchedumbre armada de lanzas y de viejos fusiles, dispuesta a pelear una vez mas por sus hijos y por su tierra sin esperar mas que la satisfacción que brida el servicio y la gloria misma de la lucha. La Nación en Armas. Alguna vez pensaba en ello viendo como los milicianos suizos luego de la práctica periódica llevan el fusil ametrallador a sus respectivas casas. O en Suecia, en que cada vecino sabe donde se halla el depósito local de armamento que le corresponde en caso de emergencia nacional. O en China, cuando los obreros interrumpían las tareas para practicar la esgrima de bayoneta de fusil de manera colectiva, representando a los ojos extrañados del viajero un ballet con reminiscencias de opera guerrera.

Fue el mitrismo quién desarmó a la gente en este país de los argentinos prohibiendo bajo pena de arresto circular con las herramientas de trabajo que caracterizaban al paisano, su cuchillo, sus bolas de piedra, su caronero y el lechucero, e imponiendo la dura, impiadosa ley de los ejércitos de línea y de las policías bravas. Era lógico, el mitrismo le tenía miedo a la gente, y el mitrismo disciplinó a la gente para que aceptara modelos de civilización y de gobierno que les eran ajenos. Ahora, cuando los Blumberg y algún otro fantasmón predican frente a la inseguridad el desarme generalizado y mayores condenas a la portación y a la tenencia, vale preguntarse si son inocentes, si creen que aumentar la pena por portación o por tenencia va a disuadir al delincuente que se pretrecha para realizar un asalto o acaso le van a facilitar las cosas inhibiendo al común que sólo pretende defender a su familia... ¿o es tal vez un modo de aumentar la inermidad generalizada de la ciudadanía, frente al abuso de la corrupción y del autoritarismo? Yo se que siempre es irritante hacer preguntas, que a veces resulta casi subversivo y por eso mismo creo que es bueno hacerlas y creo que nos preguntamos poco y que habría que hacer bastantes más preguntas.... Recuerdo cuando nosotros vivíamos tan fuertemente la idea de la insurrección y desde la izquierda comenzaron a predicarnos a finales de los años 60 la guerra prolongada, y el rol de la Vanguardia y de la lucha armada. Claro que no era lo mismo. En la guerra prolongada tal como se nos predicaba en los sesenta y en los setenta, estaba el germen del pensamiento autoritario y militarista que termina reemplazando la voluntad de la gente por la de una minoría esclarecida y muchas veces mesiánica.


En los setenta nos metieron el voluntarismo de la "minoría esclarecida".


Recibo en la semana siempre algunos llamados de oyentes que siguen este programa y mis editoriales y creo que podríamos intentar alguna caracterización de lo que les es propio.... Mis editoriales llegan al corazón de una vieja cofradía de hombres y mujeres que dieron lo mejor de si por este país y que en buena medida están desengañados, desilusionados, cansados de tanto dr sin recibir ni siquiera un reconocimiento. En ellos pienso cuando hablo de historia y de la soja, cuando hablo del modo de parir y de cómo recuperar el territorio o la política exterior. No bajen los brazos quisiera decirles, que aún falta lo mejor y hay mucho terreno por delante compañeros...

Roberto me dice que después de un largo exilio se refugió en un campo y que ese pedacito de planeta, lo convirtió en un lugar maravilloso que me invita a visitar. ¡Qué hermoso verdad, poder hacer el propio jardín, del propio huerto, un mundo mejor!

Pero también me dice Roberto, que, en los setenta se aportó de los "Montos" un poco antes de que se fueran de la Plaza insultando al General, me cuenta que recuerda todavía como a partir de cierta época todos los nuevos responsables que ascendían en la jerarquía de la organización era no peronistas... Es decir que en buena medida Montoneros era en aquellos años una organización de base peronista pero con una conducción abrumadoramente no peronista. No es un dato menor el que nos aporta el amigo Roberto y confirma tantas reflexiones que podemos hacernos sobre aquella época de entrismos, de intrusamientos políticos y desbordes cuidadosamente calculados.

Hace poco leí un libro conmovedor que se llama: Perejiles. Lo escribió Adriana Robles, la compañera del diputado nacional Nemerosky que actualmente suena para presidir la Cámara de Diputados. El libro cuenta la tragedia de un grupo de estudiantes de la JUP durante la Dictadura, de cómo pierden o se quiebran todos los contactos que alguna vez habían tenido con la Organización Montoneros y de como ellos en medio de un clima infinitamente hostil, con medios absolutamente precarios y con un derroche de heroísmo cotidiano rayano con el suicidio continúan la lucha, jugándose la vida en acciones de propaganda como pintar una pared o acaso colgar una pancarta con el nombre de los Montoneros. La autora se esfuerza por rescatar a esos perejiles, héroes anónimos, la mayor parte muertos de modos horribles bajo la tortura e intenta delicadamente contrastarlos con las figuras más destacadas de la misma organización que vivían los mismos tiempos de gloria en el exilio. Repito el libro es conmovedor. Pero cuando uno cierra el libro no puede dejar de pensar que tanto derroche de heroísmo no hacía sino alimentar penosamente la gran patraña de la guerra que interesaba a la inteligencia militar y también a la conducción de Montoneros, ya que ese clima ficticio les permitía vestir los uniformes con dorados en el Líbano o en tantas otras ciudades y darse aires marciales en Cuba o en la Casa Argentina de Ciudad México, aires marciales que poca relación tenían con lo que realmente ocurría en el territorio antes de la guerra de Malvinas. Pero es ún peor todavía, el sacrificio de esos chicos que mantenían la ficción de la guerra y las contraofensivas utópicas que se urdían en los días del exilio, impedían que surgiera una alternativa popular a la dictadura que no fuera la de montoneros y ese esfuerzo fue alimentado largamente por ambos bandos durante varios años hasta que la presión incontenible del reclamo popular y los propios errores de la Dictadura fueron permitiendo que resurgieran las luchas sindicales con Ubaldini, que el PJ se arriesgara con los informes sobre la situación de los DDHH en la Argentina o que la revista Envido un poco más tarde, pudiera comenzar a explorar en esos terribles años de plomo, espacios de nuevo pensamiento democrático. Yo se que sorprende tal vez que se puedan decir estas cosas en un país donde el pacto de silencio de la generación de los setenta parece aún inconmovible. Y quiero aclarar por qué lo digo y por qué lo digo de este modo, con todo el respeto que me merecen los que luchan y con todo el aborrecimiento que me provocan los que medran con el riesgo de los otros. Yo estuve cinco años preso, como uno más guardando mis secretos y el dolor de una familia crucificada. El movimiento al que pertenecí fue destrozado entre "apresurados" y "retardatarios" y sin esperanzas me refugié en la propia dignidad y en la conducta, y en esos cinco años respeté los códigos del encarcelado, los que estábamos de un lado de la reja éramos hermanos no importaban las diferencias. Pero más de veinte años después, cuando aquellos "apresurados" y "retardatarios" son hoy el PJ y otros partidos que se disputan el poder político, siento que no podemos vivir de la ficción y que callar es un crimen cuando los jóvenes no pueden recuperar una identidad porque los discursos "progres" de esta Argentina postmoderna aburren desde las cátedras y desde la televisión cuando el propio Rector de la Universidad sienta instrucciones para que en el CBC se enseñe historia argentina, pero desde los años setenta... como si los que creyeron que la película comenzaba cuando ellos llegaron siguieran pensando igual más de treinta años después y quisieran transmitir esa visión mezquina y mutilada de la historia argentina a las nuevas generaciones. No podemos permitir mas el silencio y la mentira, y así como nos revelamos cuando se invisibiliza el modelo de la soja o el tráfico de jóvenes, o como cuando se pretende hacer de Cromagnón un mero accidente y no el resultado previsible de un manejo corrupto e impune de la cosa pública, también debemos discutir el pasado, sacarlo a la luz, exponerlo aunque escueza, que a muchos les duele que saquemos a relucir historias que no pueden asumir, un pasado del que han renegado o sobre el cual han tejido mentiras tras mentiras, sin poder explicar cómo devinieron de orgánicos de los aparatos revolucionarios en funcionarios medrosos, sino por la mera evolución y el natural envejecimiento de sus sistemas biológicos.

Necesitamos vernos en el espejo entero de nuestra realidad nacional y reconocer una historia trágica en cuya tragedia no fuimos ni ajenos ni meramente víctimas, necesitamos aceptarnos y reconciliarnos, necesitamos la palabra que justifique los cambios habidos en cada uno con absoluta honestidad y necesitamos hacerlo frente a la generaciones nuevas que esperan esas palabras mágicas que puedan devolverles una historia y una identidad. No podemos, no debemos, seguir en manos de los mismos perejiles de aquel entonces que todavía no entendieron para donde va el mundo globalizado ni cuando comenzó la película de la que pretenden ser protagonistas...


Jorge Rulli - Horizonte Sur - Radio Nacional -30 de julio de 2005